Por fin!! Si, ya sé. Llevo un par de entradas retrasadas, pero es que la reincorporación a mi actividad laboral tras haber estado de baja por mi embarazo y posterior maternidad, ha sido peor de lo que esperaba.
¿Quién se queda con el bebé? ¿Quién lleva al peque al cole? Y encima, tenía que meter el coche en el taller para que me arreglasen un golpe que me dieron hará unos cuatro meses y pasar la ITV. No me considero una superwoman, además es un término que no me hace mucha gracia, pero creo que no seríamos capaces de compaginar la vida laboral con la familiar sin la ayuda de los abuelos.
Creo que soy afortunada, puesto que tanto mi madre como mi suegra se desviven por ayudarme a atender a los niños. Antes de tener al bebé, se quedaban con mi hijo mayor durante los fines de semana o cuando mi marido y yo queríamos hacer una escapada romántica los dos solos. Ciertamente, no me puedo quejar.
Una de las cosas buenas de mi trabajo (y tiene otras muchas), es que trabajo a turnos. Trabajo dos días como una loca pero después me compensa tener hasta tres días libres en los que no piso el hospital para nada. Y durante esos dos días mi madre y mi suegra se reparten las tareas. Una viene a casa a esperar que mi marido llegue con el otro niño si es que ambos coincidimos en el mismo turno, la otra se queda con el bebé durante toda la mañana o la tarde. Me traen la comida si es que he trabajado de noche y no he tenido tiempo de prepararla, me hacen una pequeña compra, van a la farmacia, etc… Generalmente cuando llego a casa después de trabajar, el mayor ya está duchado, cenado y la gran mayoría de las ocasiones, hasta dormido.
Durante los tres días libres, es cuando me puedo dedicar a mi familia, a mi casa y cómo no a mi hobby favorito, la cocina, y a mi blog. Creo que va a ser así como me organice a partir de ahora. Intentaré hacer el mayor número de delicias culinarias en mis días libres y publicarlas tanto en esos días como en los días en los que trabajo.
Cuando tuve que proponerle a Bea, este último reto, pensé en hacer algo que después me pudiera llevar al trabajo y compartirlo con mis compañeros. La mejor solución, un bizcocho. Y algo nuevo, de zanahorias.
Los bizcochos de zanahorias son un clásico tan americano como lo pueden ser el New York Style ChesseCake o las Chocolate Chip Cookies del reto anterior. Resulta una masa fácil de mezclar y cuya textura resulta sorprendentemente húmeda, gracias a la combinación de zanahoria, trocitos de piña y aceite.
Generalmente, este bizcocho de zanahorias lleva una cobertura brillante y blanca, cremosa y untuosa, hecha de mantequilla y queso crema que le dan esas cualidades. Sorprendentemente, tanto Bea como yo, hemos elaborado este bizcocho sin hacerle la cobertura.
Qué más puedo decir. Simplemente, delicioso.
El Carrot Cake de Bea, pincha aquí.
Carrot Cake
Receta del libro Mastering Cakes, Williams-Sonoma
Receta del libro Mastering Cakes, Williams-Sonoma
315 gr de harina todo uso
1 y ½ cucharadita de bicarbonato de soda
1 cucharadita de canela molida
½ cucharadita de sal
4 huevos grandes
500 gr de azúcar granulada (yo le puse sólo 300 gr, de los cuales 150 de azúcar granulado blanco y 150 gr de azúcar moreno).
1 cucharadita de esencia de vainilla
250 ml de aceite de maíz
185 gr de zanahoria rallada
250 gr de piña en su jugo finamente picada
125 gr de nueces troceadas
Azúcar glacé
1 y ½ cucharadita de bicarbonato de soda
1 cucharadita de canela molida
½ cucharadita de sal
4 huevos grandes
500 gr de azúcar granulada (yo le puse sólo 300 gr, de los cuales 150 de azúcar granulado blanco y 150 gr de azúcar moreno).
1 cucharadita de esencia de vainilla
250 ml de aceite de maíz
185 gr de zanahoria rallada
250 gr de piña en su jugo finamente picada
125 gr de nueces troceadas
Azúcar glacé
Elaboración:
Precalentar el horno a 180º C y preparar el molde (he usado un molde desmontable de 24 cm de diámetro), forrando la base del mismo con papel de horno, engrasando la superficie con mantequilla y espolvoreándolo de harina, retirando la sobrante. Colocar una rejilla en la mitad inferior del horno.
Tamizar la harina, el bicarbonato, la canela y la sal a través de un colador de malla fina. Reservar.
En un bol, mezclar los huevos y los dos tipos de azúcar, hasta que la masa batida tenga un color amarillo pálido y haya doblado su volumen.
Reducir la velocidad de la batidora y añadir el extracto de vainilla y el aceite de maíz en hilo fino.
Mezclar hasta que esté bien incorporado, aproximadamente 1 minuto. Añadir la mezcla de harina y mezclar hasta que no se vean gromos blancos. Añadir la zanahorias, la piña y finalmente las nueces troceadas.
Poner la masa en el molde preparado y alisar ligeramente la superficie. Hornear hasta que se vea ligeramente dorado y se sienta firme al tacto, o insertar un palillo en el centro y que éste salga limpio, unos 40-45 minutos.
Dejar enfriar sobre una rejilla unos 10 minutos. Desmoldar y dejar enfriar completamente antes de servir espolvoreado de azúcar glacé.